Pruebas Pretransfusionales (Cruzada, Fenotipo, Rastreo e Identificaión)

Cuando una persona necesita una transfusión de sangre, no basta con saber su tipo sanguíneo. Es decir, para que una transfusión sea segura, es necesario un conjunto de pruebas científicas llamadas pruebas pretransfusionales. Estas pruebas aseguran que la sangre que se va a administrar sea compatible con la del receptor, evitando reacciones peligrosas e incluso mortales. 

Qué son las pruebas pretransfusionales

Las pruebas pretransfusionales son estudios de laboratorio que se realizan antes de administrar una transfusión de sangre. Su propósito es confirmar la compatibilidad entre el donante y el receptor, para minimizar los riesgos de reacciones hemolíticas (cuando el cuerpo destruye los glóbulos rojos transfundidos por considerarlos “extraños”).

Vaya, no se trata solo de saber si alguien es tipo A, B, AB u O, sino de identificar otras características y anticuerpos que pueden influir en la seguridad de la transfusión. 

Prueba cruzada

Es quizá la más conocida. Consiste en mezclar una pequeña cantidad de sangre del receptor con la del donante para observar si hay una reacción.

Existen dos tipos:
  • Prueba cruzada mayor: mezcla el plasma del receptor con los glóbulos rojos del donante.
  • Prueba cruzada menor: mezcla el plasma del donante con los glóbulos rojos del receptor (aunque hoy se usa menos porque la sangre del donante está libre de anticuerpos gracias al procesamiento).

El objetivo principal es detectar cualquier incompatibilidad que no se haya detectado con pruebas anteriores. Si las células del donante son destruidas o aglutinadas por los anticuerpos del receptor, entonces esa unidad de sangre no se puede usar.

Fenotipo eritrocitario

Además del conocido sistema ABO y Rh, existen otros antígenos en la superficie de los glóbulos rojos, como Kell, Duffy, Kidd, entre otros. El fenotipo eritrocitario es una prueba que identifica estos antígenos en la sangre del receptor y del donante.

Identificar estos antígenos es especialmente importante en pacientes que requieren múltiples transfusiones, como los que tienen enfermedades crónicas (por ejemplo, talasemia o anemia falciforme) pues con cada transfusión, el riesgo de desarrollar anticuerpos contra antígenos extraños aumenta. Además, al conocer el fenotipo, se pueden seleccionar unidades de sangre que se parezcan más a la del paciente, reduciendo la posibilidad de complicaciones futuras.

Rastreo de anticuerpos irregulares

El rastreo de anticuerpos es una prueba que busca anticuerpos “irregulares” en el plasma del paciente. Estos anticuerpos no son naturales, sino que se desarrollan después de exposiciones anteriores a sangre incompatible (como transfusiones pasadas, embarazos o trasplantes).

Se utiliza un panel de glóbulos rojos conocidos para detectar si el plasma del receptor tiene anticuerpos contra alguno de ellos. Cuando el resultado es negativo, es poco probable que haya una reacción. En cambio, si es positivo, se procede a una prueba más específica: la identificación de anticuerpos.

Identificación de anticuerpos

Cuando el rastreo es positivo, se realiza la identificación de anticuerpos, que es un paso más detallado para saber exactamente qué anticuerpo está presente en la sangre del receptor.

Esto es crucial porque hay muchos anticuerpos posibles (anti-Kell, anti-Duffy, anti-Kidd, etc.), y no todos tienen la misma relevancia clínica. Una vez identificado, el banco de sangre buscará unidades que no tengan el antígeno correspondiente, es decir, que no despierten una respuesta del sistema inmune del receptor.

¿Por qué son tan importantes?

Las reacciones transfusionales pueden ir desde fiebre leve hasta fallas orgánicas y muerte. Aunque son poco frecuentes, se pueden prevenir casi por completo si se siguen todos los pasos de compatibilidad. Son el equivalente a una “prueba de compatibilidad” antes de un injerto: aseguran que el cuerpo reciba lo que necesita sin atacarlo.

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No olvidemos que, con esto también hay implicaciones legales y éticas, pues si se omiten pruebas esenciales y ocurre una reacción adversa, puede haber consecuencias graves para el equipo médico.

Las transfusiones salvan vidas, pero no son simples “recargas de sangre”. Cada unidad administrada pasa por un riguroso proceso para asegurar la compatibilidad, y las pruebas pretransfusionales son la piedra angular de esa seguridad. Gracias a protocolos estrictos, hoy es posible recibir sangre con un riesgo mínimo, siempre y cuando se respeten los mismo procedimientos.

Fuentes Consultadas

American Association of Blood Banks. (2023). Standards for Blood Banks and Transfusion Services (33rd ed.). AABB Press.

Daniels, G. (2020). Human Blood Groups (4th ed.). Wiley-Blackwell.

Harmening, D. M. (2018). Modern Blood Banking & Transfusion Practices (7th ed.). F.A. Davis Company.

Ouchterlony, Ö., & Nilsson, L. Å. (2016). Immunology: Transfusion and Clinical Applications. Elsevier.

Ministerio de Salud de México. (2022). Guía de práctica clínica: Transfusión sanguínea segura. Secretaría de Salud. https://www.gob.mx/salud/documentos/guias-de-practica-clinica